Centro Histórico y algo más...

Luces citadinas iluminan el curtido paisaje de las callejuelas del centro...edificios coloniales que parecen corroídos por el tiempo se niegan a doblegarse ante lo inevitable, como si tuvieran vida propia saben que son el emblema del lugar y no habrán de dejar su lugar vacante a nadie.

Gente diluida recorren caminos estrechos al andar, direcciones diferentes, rumbos distintos, como mariposas soltadas a la libertad, como esporas de flor al soplar... por donde se ande siempre hay un lugar diferente a donde mirar, hoy miré el atrio de la Iglesia de San Francisco, enmarcado por el aire póstumo que alberga la iglesia, muchas personas residen ahí y no en cuerpo si no en cenizas, posadas en un nicho que la mayoría parecen resistirse al olvido están ahí intactas... algunas tienen una flor, pocas son las flores que despiden un olor, porque las demás están marchitas ... inhertes.

Yendo por Madero en la esquina hay un lugar que me parece sublime LOS AZULEJOS, y no por la marca que reside en el lugar, si no que ahí se albergan muchos recuerdos, historias y leyendas... en el restaurante en la planta baja impera el arte en las paredes, la tonalidad amarillenta matizada por el tiempo es un recorrer e ir y venir de mis ojos mientras degusto el pésimo fetuccini al heno que me sirvieron. Las escaleras de concreto tan anchas me encantan te conducen a los baños pero uno se puede sentar cómodamente en ellas y dejar que se te enfrié el trasero pero eso no es nada ante lo que tengo frente a mis ojos un mural de José Clemente Orozco...muchas personas suben y bajan ignorando lo que a mi me parece simplemente fascinante.

Salgo sola y camino, el ruido es diverso pero hay uno en especial que me parece como si fuera algo ya incrustado y muy del lugar: los organilleros, cada nota parece fundirse en el paisaje no puedo evitar sacar una moneda cuando se puede, son parte de la cultura del Centro Histórico, aderezando el estridente ruido de los claxon y tráfico que ya se ha hecho parte de la cotidianidad de las calles empedradas del Centro.

Me encanta la calle de Filomeno Mata y no por el Sushi Roll que esta ahí, si no porque la calle es muy solitaria, uno puede estar parado ahí y vez solo en las esquinas gente pasando como en multitud, grupitos o simplemente solitarios deambulan sin mirar la callejuela que tiene un lugares intesantísimos como el Museo del Ejército y el Club de Periodistas.

Como no mencionar todas las iglesias con sus hermosas fachadas barrocas que parecen encapsular el pasar de los años mostrando su majestuosidad al mundo en sus interiores y exteriores cada detalle por mas mínimo que sea es pieza fundamental de dichos lugares...

Y así puedo ir enumerando muchos lugares enigmáticos dignos de contemplar por ejemplo el Antiguo palacio de Minería al andar no puedes evitar voltear... quizás sentarse en las escaleras que están debajo de la escultura del jinete (sorry no recuerdo el nombre) descansar o simplemente observar el edificio de correos...

En fin son tantos los Lugares que quiero mencionar como la Plancha del Zócalo, Catredal, el Palacio de la Inquisición, El antiguo Colegio de San Idelfonso, Palacio de Iturbide, el Templo de la profesa ...

En fin, soy afortunada de vivir tan cerca del Centro Histórico que aveces pareciera Histérico JA¡¡

Hasta la próxima¡

Merol-Tóxico.